A pesar de las dificultades provocadas por una pandemia globalizada, de la irrupción
de un virus invisible, que aniquila casi sin sentir y siega numerosas vidas humanas, no
hemos pedido la esperanza y, sin dejarnos abatir, continuamos con nuestro camino
arduo, siempre complejo, de expandir nuestra lengua y cultura en este gran país de
tamaño continental, en esta república de los sueños, que diría Nélida Piñon, que es
Brasil.
Al poco de iniciarse y anunciarse la peligrosidad del virus y su alta capacidad de
contagio, el Instituto Cervantes de Río de Janeiro cerró sus puertas al público, pero
siguió trabajando en las aulas por medios virtuales y en las actividades culturales a
través de los numerosos canales audiovisuales que nos permiten comunicarnos hoy
desde cualquier parte del mundo.
Pero toda desgracia, por terrible que sea, siempre nos ofrece algo que nos alivia y
permite recomponernos. Las dos grandes guerras mundiales del siglo pasado también
nos trajeron como consecuencia las democracias actuales, así como ciertas organizaciones internacionales como la ONU, la UNESCO o la Organización Mundial dela Salud que, aunque imperfectas, establecen unos canales para la paz, la cultura y la
salud mundiales, y que no existían antes de aquellas dos guerras que, como muchos
historiadores piensan, fue una sola que se prolongó a lo largo de la primera mitad del
siglo XX.
También esta pandemia de carácter global, que nos ha afectado a todos los países del
mundo, puede dejarnos algo en claro y es la importancia de cada ser individual y su
capacidad de comunicarse allí donde se encuentre. Y, en este sentido, si en un
principio sentimos que en el Instituto Cervantes caía la demanda de nuestras clases
presenciales, rápidamente nos dimos cuenta de que se iniciaba, por otra parte, una
nueva andadura. Muchos de nuestros alumnos, que no acudían a las clases por culpa
de la distancia o del tiempo que perdían en el traslado desde su casa o del lugar de
trabajo, descubrieron que podían hacerlo desde sus casas, a horas convenidas, gracias
a sus ordenadores, de sus tabletas o sus móviles. Y eso, que ya era conocido, pero que
no lo habíamos puesto en práctica -las clases por video-conferencia- fue un hallazgo
que descubrimos y pusimos en marcha ante las exigencias de aislamiento social que
nos exigía la situación sanitaria mundial.
Así pues, las clases por video-conferencia son ahora una realidad de la que será difícil,
por no decir imposible, desprendernos. Y no sólo en el sistema académico, sino
también en el cultural. Ahora podemos organizar congresos internacionales sin que los
ponentes tengan que desplazarse. Como ya hicimos en este Instituto en el homenaje
internacional que organizamos sobre “Clarice Lispector y sus resonancia ibéricas”, en
homenaje al Centenario de la escritora brasileña, en la que participaron ponentes que
hablaron desde Roma, Madrid y Río de Janeiro.
Y esto que parecía imposible: multiplicarnos en otras ciudades y lugares a los que
antes llegábamos con dificultad es hoy una realidad con la que convivimos y a la que
nos estamos acostumbrándo.
Por otra parte, el interés social ha estado siempre presente en este Instituto
prácticamente desde el comienzo de su andadura en Río. Hemos participado, desde
sus orígenes, en la FLUP, Feria Literaria de las Periferias, aportando la presencia de
escritores y escritoras como Agustín Fernández Mallo en 2013, Laura Soto Bejarano en
en 2014, Mariana Bugallo en 2015, Edmée García y Elier Arcía en 2016, Luz de Cuba en
2018 o Queen Nzinga en 2019. Este año con la colaboración de la sede del Instituto
Cervantes en Madrid hemos ofrecido en línea el diálogo, moderado por Vanesa
Cadena Garcia, entre Rita Bosaho, la primera mujer negra elegida diputada en España,
y la escritora y periodista Lucía Nbomío.
Otro aspecto, donde la presencia del Instituto Cervantes sigue actuando con energía y
determinación, es en la defensa de los valores democráticos y en la lucha sin fisuras
contra los instintos atávicos del racismo y la injusticia social. En este sentido, debo
destacar el acto mediante la plataforma Zoom, que se celebró el pasado mes de
noviembre sobre “Vidas Negras y Democracia”, dentro del marco de los Diálogos
Ibero-Americanos.
Todo ello ha sido posible con la nueva tecnología de la comunicación entre los seres
humanos que esta pandemia ha hecho habituales. El Instituto Cervantes sigue, como
digo, su andadura de acercar a los pueblos brasileño e iberoamericanos en lengua
española y de tender puentes entre culturas idiomáticas diferentes, pero de realidades
similares.
Por otra parte, estamos estudiando la posibilidad de entablar diálogos fructíferos con
los estamentos que defienden el encuentro entre las otras lenguas ibéricas y el
portugués de Brasil.
Todos los caminos ya hollados y los nuevos por recorrer son hoy nuestra gran
esperanza. La confianza de que nada impedirá al hombre y a la mujer seguir
trabajando por el diálogo, el encuentro de las diferentes lenguas y culturas, y el
intercambio de conocimientos y experiencias humanas.
Sobre o autor:
Antonio Maura Barandiarán (Bilbao, 1953) é formado em Filosofía,
Jornalismo e Doutor com uma tese sobre El discurso narrativo de Clarice
Lispector (1997, Universidad Complutense de Madrid). Tem uma ampla
trajetória como jornalista, tradutor e como responsável cultural. Entre otras
responsabilidades, foi Diretor da Casa de Cultura Hispánica (Fortaleza), da
Cátedra de Estudios Brasileños (Universidad Complutense), do Centro
Cultural del Conde Duque (Madrid) e atualmente é o Diretor do Instituto
Cervantes do Rio de Janeiro. Página do autor
Comentários